Un caso desafiante: Endocarditis en un Boston Terrier
¿Fue el absceso en la raíz del diente de este perro, la causa de su enfermedad sistémica progresiva y grave?
PorARTÍCULO ARBITRADO
¿Fue el absceso en la raíz del diente de este perro, la causa de su enfermedad sistémica progresiva y grave?
Michelle Fulks, DVM, Rebecca Quinn, DVM, DACVIM, Pamela J. Mouser, DVM, MS, DACVP y Curtis A. Stiles, DVM, DAVDC
Se presentó al servicio de urgencias una perra Boston terrier, esterilizada, de nueve años de edad y seis kg de peso al Angell Animal Medical Center para evaluar letargia y anorexia de un día de evolución. Los propietarios también comentaron acerca de ataxia progresiva de los miembros pélvicos.
Los propietarios describieron las extremidades posteriores de la perra como temblorosas por unos cuantos días y, que por la tarde antes de presentarse, la perra solamente podía avanzar unos cuantos pasos antes de colapsarse. Durante los episodios de colapso, la perra vomitó y orinó, pero no parecía perder la conciencia, de acuerdo con los propietarios. Éstos comentaron que no había signos clínicos de enfermedad cardiovascular o neurológica dos días antes de la presentación.
ANTECEDENTES
Dos semanas antes de la presentación a la perra le practicaron su examen anual por parte de su veterinario de atención primaria y se le prescribió clindamicina (3.1 mg/kg orales, dos veces al día) para el tratamiento de un absceso en la raíz del diente. La perra recibió el medicamento, hasta que empezó a vomitar un día antes de la presentación.
Los antecedentes médicos a largo plazo incluyeron la documentación de cálculos y enfermedad periodontal por parte del veterinario primario, pero no se practicó algún procedimiento dental. También, un año antes se le diagnosticó por primera vez un soplo cardiaco grado II; sin embargo, no se practicaron al momento pruebas diagnósticas, tales como la radiografía torácica o un ecocardiograma, para evaluar y caracterizar más a fondo el soplo.
HALLAZGOS AL EXAMEN INICIAL
A la presentación, la paciente se encontraba tranquila con leve torpeza mental. La temperatura de la perra se encontraba ligeramente elevada 39.3 C y con una ligera taquicardia de 138 latidos/minuto. Los resultados anormales del examen físico incluyeron deshidratación de 5%, mucosas pálidas, derrame nasal seroso bilateral y un soplo cardiaco sistólico, apical, izquierdo de grado III/VI y sonidos pulmonares ásperos de manera bilateral.
Un examen oral reveló enfermedad periodontal importante con cálculos dentales intensos en los dientes caninos, premolares y molares, así como eritema de la encía característica de la gingivitis. También había recesión de la encía, con exposición de la raíz de los premolares y molares maxilares.
El examen neurológico mostró que la paciente se encontraba mentalmente torpe, con un cabeceo hacia el lado derecho. La perra tenía ataxia de las extremidades pélvicas, paresia generalizada de las extremidades posteriores y déficits propioceptivos conscientes hacia la extremidad pélvica derecha. La paciente tendía a sentarse mediante digitopresión en la columna, en la parte lumbar y cervical.
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS
Las pruebas diagnósticas iniciales incluyeron un hemograma, perfil químico sérico y análisis de gases sanguíneos venosos. El conteo sanguíneo completo reveló un conteo de leucocitos normal; sin embargo, la evaluación del frotis sanguíneo por un patólogo veterinario confirmó la presencia de un cambio tóxico 1+. En el frotis, la morfología de los eritrocitos y plaquetas era adecuada. La paciente también se encontraba linfopénica y anémica (Cuadro 1). Los valores anormales del perfil químico sérico incluyeron actividad elevada de la fosfatasa alcalina, hipocalcemia, hiponatremia, hipocloremia, hipomagnesemia y una mayor brecha aniónica (Cuadro 1). Todos los cambios en el perfil químico sérico se consideraron como leves. A pesar de una concentración de calcio total baja, el calcio ionizado se encontraba dentro de los límites normales en el análisis de gases sanguíneos venosos. La única información adicional, a partir de los análisis de los gases sanguíneos venosos, fue una ligera alcalosis respiratoria según estaba indicada por el pH elevado y una presión parcial de CO2 baja (Cuadro 1).
Se programó una radiografía torácica para la tarde de la presentación, pero ya no se hizo debido a un episodio de colapso. Durante el episodio, la paciente vomitó y orinó, y sus mucosas palidecieron.
TRATAMIENTO INICIAL
La paciente comenzó a recibir oxígeno y se empezó a monitorear con un electrocardiograma continuo, inmediatamente después del episodio de colapso. Se trató la paciente con pantoprazol (1 mg/kg intravenoso, una vez al día) y dolasetrón (0.5 mg/kg intravenosos una vez al día). A causa de la preocupación, tanto como de la enfermedad neurológica como de la enfermedad cardiaca, y debido a que la paciente no parecía deshidratada clínicamente a pesar de los episodios de vómito, no se inició el tratamiento con líquidos a la presentación, hasta que pudieron practicarse más estudios diagnósticos.
Los signos vitales, incluyendo valoración del estado mental se aplicaron cada seis horas, monitoreando la frecuencia y el esfuerzo respiratorios cada dos horas. La paciente tuvo durante la noche dos episodios más de vómito. En la telemetría, el técnico observó una taquiarritmia intermitente durante uno de los episodios de vómito, pero esta taquiarritmia se resolvió al momento en que se le notificó al veterinario y evaluaba el ECG.