Enfermedad espinal canina común simplificada
Aunque la médula espinal dirige todo lo que hace un perro, es una delicada tubería neural y vulnerable a problemas comunes que pueden ser mecánicos, vasculares, infecciosos o degenerativos.
ORTOPEDIA
Por Joan Capuzzi, VMD
Aunque la médula espinal dirige todo lo que hace un perro, es una delicada tubería neural y vulnerable a problemas comunes que pueden ser mecánicos, vasculares, infecciosos o degenerativos.
Al manejar la enfermedad "espinal,” el primer paso es descartar a un impostor, tal como desgarro del ligamento cruzado, poliartritis inmunomediada y problemas metabólicos y vasculares que producen debilidad.
"Cuando algo puede caminar, primero debemos preguntar si es verdaderamente neurológico y luego, en segundo lugar, si es así debido a un problema en el cerebro o en la columna vertebral o si es neuromuscular,” explicó Michelle Carnes, DVM, MS, DACVIM, director médico en Specialists in Companion Animal Neurology en Naples, Florida.
Localizar y caracterizar la lesión.
El siguiente paso es localizar la lesión en uno de los 3 distritos anatómicos principales: cervicales, T3-L3 y L4>cauda. Este examen neurológico también evalúa la función motora, la propiocepción, los reflejos espinales y la percepción del dolor profundo.
La lesión es probable que sea cervical superior si la motricidad y/o la propiocepción es anormal y el reflejo de retirada es normal en las 4 extremidades. Sin embargo, si el reflejo de retirada se reduce/ausenta en las extremidades delanteras, pero es normal en las extremidades posteriores, la lesión es probable que sea cervical inferior. Para las lesiones lumbares T3-L3 e inferiores, las extremidades torácicas no se ven afectadas, pero las extremidades posteriores tienen reflejos de retirada anormales. Si los reflejos de retirada se reducen o están ausentes en las 4 extremidades, el problema es neuromuscular, explicó Carnes.
La presencia de dolor espinal conduce por un camino diferente que su ausencia. Por ejemplo, si el dolor está presente, piense en fractura espinal, neoplasia extradural o enfermedad de discos intervertebrales (EDIV) aguda.