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Volumen 10, número 5
Jun / Jul 2016 . vol. 10 / núm. 5

Lineamientos para crear un consultorio amigable para las mascotas

Al haber un ambiente de estrés bajo, no sólo sus pacientes y propietarios serán felices, sino que también ayudará a reducir el riesgo de lesiones para usted y el personal en general.

Por Jennifer L. Garcia, DVM, DACVIM

UN VISTAZO A LAS PUBLICACIONES CIENTÍFICAS



Jennifer L. Garcia, DVM, DACVIM

Al haber un ambiente de estrés bajo, no sólo sus pacientes y propietarios serán felices, sino que también ayudará a reducir el riesgo de lesiones para usted y el personal en general. Los autores de este artículo exponen por qué al crear un ambiente de estrés bajo se manejará a los pacientes de manera más sencilla y aumentarán las visitas ya que “el temor y la angustia que padece un animal como resultado de una visita es la principal razón de por qué los propietarios evitan traer a sus mascotas con el veterinario”.

Haga algunos planos preliminares
Los autores describen las valoraciones que usted puede hacer para asegurar una interacción más positiva, aún antes de colocar las manos sobre un paciente. Éstas incluyen:

Valoración del ambiente. Disminuya los estímulos visuales, olfatorios y auditivos utilizando iluminación baja, voz baja y movimiento súbitos. También piense en utilizar aerosoles o difusores de feromonas.

Evaluación del lenguaje corporal. Esto se aplica al lenguaje corporal del paciente, así como al suyo propio. Los autores señalan que los animales comunican no verbalmente sus emociones si sabemos escucharles. Se puede decir lo mismo de nuestro propio lenguaje corporal, así que los autores recomiendan cosas como ponerse más bien de lado al perro,  que enfrentarlo directamente, evitando el contacto ocular prolongado y evitando permanecer sobre el paciente. Los autores proporcionan asimismo una valiosa tabla de las posturas comunes del lenguaje corporal y cómo interpretarlas.

Establecer un plan de manejo. Por ejemplo, piense en considerar procedimientos no esenciales a lo largo de varias visitas, de ser posible. Estas prioridades también deberán considerar el nivel de dolor e invasividad del procedimiento. Los autores recomiendan mantener un registro de lo que ha funcionado y de lo que no, con respecto al manejo en cada visita, de modo que pueda utilizarse en visitas venideras.

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