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Volumen 15, número 5
May / Jun 2024 . vol. 15 / núm. 5

Manejo exitoso de gatos con enfermedad renal crónica: MANEJO DE LAS DOS Aes

Este es el punto en el cual normalmente empezamos a sospechar que este gato mayor puede tener la enfermedad más común que vemos en la medicina felina: la enfermedad renal crónica (ERC).

Por Natalie Marks, DVM, CVJ

EDUCACIÓN CONTINUA



Escrito por Natalie Marks, DVM, CVJ

> Apostaría a que todos hemos visto a un paciente como este, tal vez incluso tan recientemente como esta semana. Tiene unos 12 años de edad, hace algunos años que no lo vemos y ha perdido poco más de medio kilo de peso corporal desde su última visita. Es fácil observar que este gato mayor es delgado y no se ha acicalado tan bien como probablemente quisiera (y necesita un buen examen ocular). Lo más importante es que su cuidador informa en la sala de examen que “simplemente no parece que se sienta bien”. Y para nosotros, ese es el lenguaje del cuidador de que su calidad de vida no es excelente.

Este es el punto en el cual normalmente empezamos a sospechar que este gato mayor puede tener la enfermedad más común que vemos en la medicina felina: la enfermedad renal crónica (ERC).

Siempre empiezo con el por qué: ¿Por qué debemos tener en cuenta la ERC en los gatos? Para empezar, es una enfermedad que afecta hasta a 20% de los gatos de todas las edades y a 30% de los gatos mayores de 10 años.1 Sin embargo, 10% de los gatos menores a 3 años desarrollarán ERC.2 También tuvimos una explosión de padres primerizos de mascotas durante la pandemia de COVID 19, y muchos ignoran estos hechos. Necesitamos educar a estos cuidadores de gatos sobre la prevalencia, así como sobre las mejoras en la detección, el diagnóstico y el manejo. Además, a menudo olvidamos que la ERC es una enfermedad inflamatoria y que los estados inflamatorios crónicos son factores de alto riesgo para otras comorbilidades y disminuyen la esperanza de vida.

¿Qué es específicamente importante que sepamos sobre esta enfermedad? En este artículo, comenzaremos discutiendo los factores de riesgo de la ERC y que tan crucial es el historial clínico durante nuestro examen físico. Y luego, una vez que comencemos a armar nuestra lista de problemas, debemos hablar sobre el diagnóstico de la ERC sin ignorar otros síntomas diferenciales en el camino. Para la ERC, también debemos comprender la asignación de etapas, y luego hablaremos del secreto del éxito, las 2 Aes: el control y manejo del apetito y la anemia. Terminaremos analizando algunos cuidados de apoyo para gatos con ERC.

Factores de riesgo y señales de advertencia  
La educación y la comunicación son vitales. Necesitamos ser conscientes de los factores de riesgo de la ERC3 y comunicarlos de manera proactiva a nuestros cuidadores para monitorearlos y establecer expectativas. Estos factores de riesgo incluyen los siguientes:

  • tener una condición corporal delgada;
  • ser mayor de 9 años;
  • tener enfermedad periodontal previa;
  • tener cistitis previa;
  • haber tenido anestesia/deshidratación documentada en los últimos 12 meses;
  • ser un gato macho castrado;
  • residir en cualquier región de EE. UU. fuera del noreste; y
  • experimentar pérdida de apetito.

Cuando nos reunimos con estos cuidadores de gatos en la sala de examen o, lo que es más importante, cuando nuestros representantes de servicio al cliente responden estas llamadas o correos electrónicos entrantes, hay palabras clave que debemos escuchar y preguntas abiertas que hacer. Lo más común es que estos gatos presenten poliuria/polidipsia, pero otros signos también sugieren y dirigen un diagnóstico de ERC, incluyendo letargo, debilidad, inapetencia, deshidratación y pelaje deficiente. Tenga en cuenta que estos gatos a menudo también se presentan para un corte o aseo cuando nunca antes fue necesario. La mayoría de los cuidadores de gatos desconocen que el acicalamiento es un comportamiento accesorio y que sólo ocurre cuando los gatos se sienten bien. La detección temprana de cambios en los hábitos de aseo es una forma importante en que los cuidadores pueden ser firmes defensores médicos.

El examen, el historial y la elaboración  
Aunque ningún hallazgo del examen físico es patognomónico de ERC, a menudo nos alertará la pérdida de peso, los vómitos crónicos, los riñones pequeños e irregulares a la palpación, la hemorragia o el desprendimiento de retina. En etapas tardías o avanzadas podemos encontrar úlceras urémicas y/o membranas mucosas pálidas.

Si el historial es sospechoso y el examen físico es sugestivo, sabemos cuál es el siguiente paso en el proceso de diagnóstico: aceptar o descartar la ERC.

La mayoría de los médicos están bastante familiarizados con el diagnóstico común de la ERC, la cual incluye lo siguiente:

  • hemograma completo;
  • química/electrolitos;
  • uroanálisis con o sin urocultivo de recuento bajo de colonias;
  • diagnóstico por generación de imágenes, incluyendo ecografía abdominal;

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