
La frustración de los gatos que vomitan
Cómo nuestra investigación para la causa subyacente de frecuentes bolas de pelo y vómito ha conducido a lo que deberá convertirse en un nuevo protocolo para todos los gatos con este tipo de antecedente.
VÓMITO CRÓNICO FELINO artículo arbitrado
Cómo nuestra investigación para la causa subyacente de frecuentes bolas de pelo y vómito ha conducido a lo que deberá convertirse en un nuevo protocolo para todos los gatos con este tipo de antecedente.
Gary D. Norsworthy, DVM, DABVP (feline practice), Jen Olson, DVM
Al igual que cada uno de ustedes, hemos estado frustrados con el gato aparentemente sano, que vomita dos veces al mes, o dos veces a la semana, o dos veces al día. Y al igual que usted y sus clientes, hemos aceptado estas explicaciones para el vómito crónico:
- Él come demasiado rápido.
- Ella tiene un estómago sensible.
- Tan solo son bolas de pelos y son normales.
- El modo en que él o ella es o como dijo uno de nuestros clientes, “es un vomitón”.
Mientras compramos una o más de estas excusas, continuamos preguntándonos que si alguno de nuestros familiares humanos estuviera vomitando así de seguido, ¿lo aceptaríamos, o buscaríamos un diagnóstico y tratamiento apropiados?
Sin más excusas
En la búsqueda de la etiología de este problema, hemos practicado endoscopia por varios años. Convencidos de que este tiene que ser un problema gástrico primario, hemos visto el estómago y tomado múltiples muestras de biopsia de mucosa. Los patólogos reportarían “leve gastritis linfoplasmacítica” o “gastritis por Helicobacter” o algo diferente sin mucho significado, y nosotros encontraríamos algo creativo que intentar alguna solución al problema. Nosotros a menudo utilizamos un corticosteroide, un bloqueador H2 y algún antiemético, un lubricante de bolas de pelo y una dieta de fácil digestión bajo el diagnóstico de enfermedad intestinal inflamatoria (EII). A veces, había una respuesta limitada pero de uso breve; en otras, no había respuesta. No nos llevaba mucho tiempo hasta que nos sentíamos mal por el gasto que hacía el cliente, con pocos resultados.
Conforme el ultrasonido se convirtió en una parte integral de nuestra clínica, decidimos tomar un enfoque diferente. En vez de utilizar endoscopia, practicábamos un examen ultrasónico del estómago. De manera consistente, las paredes eran uniformes con las medidas muy dentro del intervalo normal. Por tanto, nos trasladamos al intestino delgado. Con el ultrasonido pudimos ver a gran parte del intestino delgado, en vez de unos cuantos centímetros del duodeno que nosotros podíamos alcanzar con un endoscopio. No nos llevó mucho tiempo hasta que emergió un hallazgo definitivo -casi de hecho cada uno de estos gatos tenía paredes engrosadas en el intestino. De repente, no dimos cuenta. El vómito en gatos es una enfermedad del intestino delgado, no un trastorno estomacal. Se volvió claro que nuestros exámenes y biopsias gástricos no encontraban la respuesta, debido a que estábamos buscando en el sitio erróneo.
Prueba positiva
Estos hallazgos nos llevaron al único siguiente paso diagnóstico lógico: biopsias de espesor total a partir de varios sitios en el intestino delgado. No pasó mucho hasta que las nubes se abrieron y empezamos a ver las cosas mucho más claras que nunca antes. Luego de 100 casos, pusimos nuestros hallazgos juntos en un informe que se publicó recientemente en el Journal of the American Veterinary Medical Association (JAVMA).1