Manejo de la diabetes: ¿Podemos hacer un mejor trabajo?
Los dispositivos de monitoreo continuo de glucosa proporcionan un panorama completo de las tendencias de glucosa en pacientes con diabetes.
MEDICINA | Diabetes
Por Roy Johnson, DVM
Los dispositivos de monitoreo continuo de glucosa proporcionan un panorama completo de las tendencias de glucosa en pacientes con diabetes.
La diabetes canina y felina es una endocrinopatía causada con mayor frecuencia por una etiología insulinodependiente similar a la diabetes tipo 1 en humanos. El tratamiento de la diabetes se basa en la terapia con insulina exógena, en la mayoría de los casos, para revertir la toxicidad existente de la glucosa1 e intentar alcanzar una normoglucemia cercana. Después de un diagnóstico inicial y el inicio de insulina y la terapia dietética, el monitoreo del paciente es clave para determinar la insulina óptima.
Hasta hace poco era recomendable realizar una curva de glucemia para determinar si era necesario realizar ajustes en la dosis inicial. Por lo general, lograr una curva de glucosa en sangre significa recolectar una muestra de sangre cada 1 a 2 horas, ya sea con un paciente hospitalizado mediante venopunción convencional o usando un monitor tal como AlphaTRAK.2 Está bien documentado que las curvas de glucosa sanguínea varían de un día a otro en el mismo paciente.3 El muestreo en el hospital rara vez recopila más de 12 puntos de datos durante una jornada laboral de 12 horas. Los resultados del muestreo en el hogar con un glucómetro AlphaTRAK dependen del propietario y, a menudo, provocan estrés tanto en el propietario como en el paciente, lo que para ciertos pacientes puede tener importancia clínica.4 Estos problemas revelan el beneficio más obvio del monitoreo continuo de glucosa (MCG): proporcionar al médico un panorama preciso de los patrones de glucosa en sangre del paciente las 24 horas del día durante un máximo de 14 días. Sin embargo, según la experiencia de este autor, fueron los beneficios inesperados para el propietario y el paciente los que marcaron la diferencia.
El MCG en medicina veterinaria se describió ya en 1993,5 con trabajos de investigación y artículos de referencia que se han vuelto más prominentes en los últimos 5 años.6-10 El uso de MCG todavía se limita en gran medida a hospitales universitarios veterinarios, clínicas especializadas y la práctica privada ocasional. Sin embargo, la población veterinaria en general también puede utilizar esta opción de tratamiento asequible y sencilla.