
¿Por qué lo dental divide a nuestra profesión?
Cuando un propietario de mascota no puede permitir el estándar más alto de atención dental veterinaria, ¿qué opciones nos quedan?
Cuando un propietario de mascota no puede permitir el estándar más alto de atención dental veterinaria, ¿qué opciones nos quedan?
Melissa Detweiler, DVM
La Señora Gómez se sentó en la silla de la sala de exámenes. Su perra ya mayor, Birdie, se encontraba en su regazo. Yo pude oler el hocico de la perra al momento en que abrí la puerta. No podía confundir el olor de los dientes putrefactos, enredados con pelos y pus. Birdie acudió a su chequeo anual (el último fue hace casi cinco años).
Hice todas las preguntas usuales: “¿Cómo se encuentra Birdie?” bien. “¿Alguna preocupación?” ninguna. “¿Alguna dificultad para comer?” ninguna.
Verifiqué su archivo – no había cambio en su peso desde la última visita. Después de todo, Birdie estaba feliz y sana (sin tomar en cuenta, por supuesto, la fosa séptica que tenía en su hocico). Levante los labios de Birdie y le señalé la enfermedad dental a la Señora Gómez. Le explique meticulosamente todos los riesgos relacionados con la condición. Hice todas las cosas. Expliqué todas las recomendaciones.
Debo confesar que la Señora Gómez estuvo de acuerdo con todo y que hicimos una cita dental para Birdie con bombos y platillos. Hubiera deseado haber obtenido sangre de inmediato para sus pruebas preoperatorias, aplicar el electrocardiograma, llenar la prescripción de antibióticos y haber firmado la estimación para las radiografías dentales, bloqueos nerviosos, limpieza, pulido y extracciones. Sí, ello hubiera sido ideal.