
Toxicosis AA: exposición a pilas alcalinas en un perro
Un vistazo al manejo del caso de una pastor ovejero australiana de un año de edad, a la cual llevaron a la clínica veterinaria para evaluación, luego de masticar dos pilas alcalinas AA.
CASOS DE TOXICOLOGÍA
Un vistazo al manejo del caso de una pastor ovejero australiana de un año de edad, a la cual llevaron a la clínica veterinaria para evaluación, luego de masticar dos pilas alcalinas AA.
Camille DeClementi, VMD, DABT, DABVT
Llevaron para evaluación a la clínica veterinaria a una perra pastor australiano de un año de edad y 12 kg, una hora después de haber masticado dos pilas alcalinas AA.
Antecedentes
En el hogar, el propietario encontró dos pilas alcalinas AA con dos pequeños agujeros en ellas. El propietario observó un coágulo rojo en la lengua de la perra y la trajo a la clínica.
Examen físico
Al examen físico la perra se encontraba despierta, alerta y responsiva. Se observó una ligera abrasión superficial en la parte bucal izquierda de la lengua. No hubo otros cambios significativos observables y el examen físico resultó sin mayores datos sobresalientes.
Tratamiento inicial
Al momento del examen inicial ya había irritación bucal, así que a la perra se le administraron medicamentos para proteger el tracto gastrointestinal. Éstos incluyeron sucralfato (500 mg mezclados en agua hasta formar un líquido espeso y luego se administró por vía oral, tres veces al día, por cinco días) y famotidina (10 mg orales, una vez al día, por cinco días).
Ya que el daño a la mucosa podría retardarse y que la extensión total del daño no podría reconocerse hasta cerca de 12 horas después de la exposición,1 se le instruyó al propietario a monitorear a la perra en el hogar, buscando lesiones que empeoraran en la boca, hipersalivación, letargia, anorexia y vómito.
Tratamiento adicional
Casi 18 horas luego de la exposición, la perra se tornó letárgica, desarrolló hipersalivación leve y anorexia, y de nuevo la llevaron a la clínica veterinaria. El examen físico reveló una ulceración moderada de la mucosa bucal y de la lengua. La temperatura de la perra era normal y la palpación abdominal no parecía ocasionar dolor. Los resultados de un conteo sanguíneo completo y de un perfil químico sérico fueron normales. Se administraron tramadol (50 mg orales, tres veces al día, por cinco días) y amoxicilina-ácido clavulánico (125 mg orales, dos veces al día, por siete días).
La perra se hospitalizó con fines de monitoreo. En el término de cuatro horas de la hospitalización, la paciente empezó a ingerir pequeñas cantidades de alimento enlatado para cuidados críticos.
La perra se dio de alta 12 horas luego de la admisión. El propietario recibió instrucciones para continuar la administración de medicamentos (sucralfato, famotidina, tramadol, amoxicilina-ácido clavulánico) en los tiempos marcados y solamente darle a la perra alimento enlatado, hasta que las lesiones en su boca se resolvieran. La perra se recuperó por completo siete días después de la exposición.
Discusión
Las pilas secas contienen una solución de electrolitos o gel, ya sea de hidróxido de potasio o de hidróxido de sodio, los cuales son alcalinos. Desde el punto de vista químico, los materiales alcalinos generan una solución acuosa en la cual hay más iones hidroxilo (OH-) que hidrógeno (H+).2 Los materiales alcalinos pueden ocasionar lesiones corrosivas al contacto con tejidos a través de un proceso llamado necrosis por licuefacción, la cual incluye disolución de proteínas, destrucción de colágeno, saponificación de grasas y emulsificación de la membrana celular. Durante la necrosis por licuefacción, los tejidos se ablandan y permiten que el álcali penetre profundamente hacia los tejidos.1 La exposición a un material alcalino ocasiona poco o ningún dolor de manera inicial, a diferencia de la exposición a un ácido. De este modo, los pacientes no están conscientes de una exposición accidental.