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Volumen 8, número 4
Feb / Mar 2014 . vol. 8 / núm. 4

Medicamentos para tratar el priapismo en dos perros

En vez de tratar por medios quirúrgicos a dos pacientes con priapismo, este clínico intentó un tratamiento farmacológico novedoso con buenos resultados. El comparte con usted los detalles de este caso y le asesora en cómo tratar a los perros afectados.

Por Benjamin H. Cassutto, DVM

ARTÍCULO ARBITRADO

En vez de tratar por medios quirúrgicos a dos pacientes con priapismo, este clínico intentó un tratamiento farmacológico novedoso con buenos resultados. El comparte con usted los detalles de este caso y le asesora en cómo tratar a los perros afectados.

Banjamin H. Cassutto. DVM

El priapismo es una condición en animales machos, en el cual el pene se encuentra erecto por más de cuatro horas y se haya constantemente dilatado, luego de que la causa de la excitación sexual, aparentemente, ya no permanece.1 Como resultado de la exposición externa crónica del órgano y de la subsecuente acumulación de sangre pueden desarrollarse desecamiento y necrosis isquémica del pene.

En perros, no hay un tratamiento médico estándar para esta condición. Si la causa subyacente del priapismo no puede corregirse y el pene se daña de manera irreparable, hay que  practicar uretrostomía perineal y amputación del pene. Sin embargo, en personas, la terbutalina, un agonista beta adrenérgico se ha utilizado con éxito para tratar el priapismo.2-4 En este artículo, describo el tratamiento farmacológico apropiado del priapismo en dos perros, con una combinación de tratamiento anticolinérgico y terbutalina.

CASO 1
A nuestro hospital llevaron a un pinscher miniatura de un año de edad para tratamiento de priapismo de tres días de duración.

Historia clínica
El propietario había adoptado al perro de un refugio hace un mes y, antes de la adopción, se le había dado atención preventiva (vacunas, desparasitación). Entonces, el perro fue castrado en las mismas instalaciones. En vez de suturas, se utilizó pegamento para piel, para cerrar inicialmente la piel y el perro había tenido que ser operado luego de que la incisión se abrió de nuevo.

Una semana después, el propietario dejó juntos en el hogar al perro con una perra entera. Durante ese tiempo, el paciente estaba detrás de la perra montándola constantemente e intentándola cruzar. Cuando el propietario regresó al hogar, retiró al paciente de la perra y observó que el paciente se encontraba letárgico y que su pene estaba completamente fuera y que no era capaz de retraerlo. De acuerdo con el propietario, el perro todavía comía, pero se encontraba polidípsico.

Examen físico
Al examen físico, el perro se encontraba en excelente condición corporal y pesaba 2.7 kg, pero se encontraba deprimido, deshidratado (6 a 8%), y febril (39.9 C). El examen oral reveló moderado sarro oral y membranas pegajosas. Al inspeccionar los genitales el pene se encontraba erecto y fuera del prepucio. Se encontraba seco y sucio, y no era capaz de volverlo a colocar en el prepucio. Al examinar la zona circundante se reveló una inflamación, justo debajo de la zona del bulbo del pene. La incisión del procedimiento de castración estaba sanando de manera apropiada. El pene y la incisión no parecían dolorosos. El resto del examen físico resultó sin mayores datos.

Pruebas diagnósticas iniciales
Se hospitalizó al perro y se practicaron un conteo sanguíneo completo y perfil químico sérico, y urianálisis (Cuadro 1). El hemograma reveló anemia, leucocitosis, monocitosis y trombocitosis. El perfil químico sérico señaló azoemia, hiperamilasemia e hierglobulinemia. El urianálisis indicó hematuria, proteinuria y cocos.

Se recomendó el examen radiológico de la columna vertebral, ya que estaba indicado en casos sospechosos de priapismo, pero el propietario declinó cualquier prueba adicional.

Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial primario para el priapismo es la parafimosis, la cual consiste en la protusión del pene no erecto, a partir del prepucio. Dicha condición se consideró como improbable en este caso, debido a que el pene se encontraba erecto y la causa de la estimulación sexual ya no se encontraba presente.

Tratamiento
El pene se lavó con solución de clorhexidina diluida. Debido a la hematuria y a la bacteriuria al perro se le dio enrofloxacina (5 mg/kg, intramusculares). Asimismo se administró difenhidramina (2.2 mg/kg, intramusculares) y se le colocó un collar Isabelino al perro. Se entregó el perro al propietario y se le dieron instrucciones para administrar enrofloxacina (5 mg/kg, orales) una vez al día y clorfeniramina (2 mg/kg, orales) tres veces al día y aplicar un ungüento antibacteriano, que además contenía cortisona en el pene del perro, dos veces al día para manejar la inflamación y evitar la infección. Se le pidió al propietario para que trajera al perro de regreso al hospital a la siguiente mañana con el fin de revisar su estado.

Al siguiente día, el pene todavía se encontraba fuera de su sitio. En ese momento se tomó la decisión de administrar sulfato de atropina (0.22 mg/kg, intravenosos) para ver si esto podría tener algún efecto en la estimulación parasimpática. Se colocó un catéter intravenoso y se administró una dosis intravenosa a las 10 de la mañana y a las 12:30 de la tarde. Luego de la administración de la atropina se determinó la frecuencia cardiaca del paciente. La frecuencia cardiaca aumentó de 140 latidos/minuto antes de la administración de atropina, hasta 170 latidos/minutos a las 11:10, 170 latidos/minuto a las 12:10 y a 150 latidos/minuto a las tres de la tarde. Debido a la azoemia pre renal, al perro se le administró Normosol-R, ya que todavía estaba comiendo y bebiendo en su casa.

Ya que los dos días de tratamiento con clorferinamina, junto con la atropina administrada a lo largo del día tuvieron poco efecto inmediato en el priapismo, se tomó la decisión de tratar al perro con un agonista adrenérgico beta y se dio de alta al perro para tratamiento en el hogar. Además de la enrofloxacina, clorfeniramina y del ungüento antibacteriano, que contenía además cortisona, se le prescribió al perro sulfato de terbutalina (1.25 mg, orales, dos veces al día) a la dosis recomendada para bronquitis crónica5 en un perro, por una semana para comenzar de inmediato esa misma tarde. Se asesoró al propietario de que si el tratamiento médico de esta condición no daba resultados con rapidez el perro necesitaría cirugía (amputación del pene, uretrostomía perineal) con el fin de aliviar la condición y que el tratamiento médico típico no tiene éxito cuando se instituye tarde en la condición del paciente. Se acordó un examen de nuevo cinco días después.

Seguimiento
Dos días después, recibimos una llamada telefónica del propietario informando que el pene del perro estaba casi 90% de regreso a su lugar. Le preguntamos si había comenzado de inmediato la terbutalina esa tarde e indicó que así había sido; le instruimos para continuar administrando todos los medicamentos incluyendo la terbutalina a los intervalos prescritos, conservar el collar isabelino en el perro y que acudiera a su cita ya establecida.

Durante tal la cita, el perro pareció menos letárgico. El propietario comentó que el perro estaba comiendo y bebiendo agua y que no había efectos adversos que pudieran esperarse con los agentes simpaticomiméticos, tales como excitabilidad frecuencia cardiaca aumentada o temblores. Aparte de una temperatura corporal elevada (40 C), el examen físico resultó normal (frecuencia cardiaca = 160 latidos/minuto) excepto por un ligero priapismo (el pene se encontraba 95% en su lugar).

Le preguntamos al propietario acerca de la condición del perro en el hogar debido a la fiebre y recomendamos que repitiera el conteo sanguíneo completo y posiblemente un cultivo urinario, pero informó que el perro se estaba comportando normalmente y no aceptó más pruebas. Se le dieron instrucciones al propietario para continuar la terbutalina por siete días, así como todos los demás medicamentos, y fijamos otra cita una semana después. Le explicamos que la mayor temperatura del perro podría significar que todavía tenía una infección de vías urinarias vigente, así que debería continuar con el tratamiento antibiótico y que si empeoraba la condición del perro debería hacérnoslo saber de inmediato.

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