Cuando usted comete la peor de las equivocaciones
“¡Cómo arruinar y matar a su paciente, método numero 4372!”
“¡Cómo arruinar y matar a su paciente, método numero 4372!”
Meghnann Berglund, DVM
Pasé cuatro años aprendiendo todas las cosas que no debería hacer, si yo quería que mis pacientes veterinarios vivieran – no te equivoques en los decimales, no escribas abreviaturas, no mezcles el medicamento A con el medicamento B.
Aprendí todo acerca de dar malas noticias: “Temo que tengo malas noticias, que serán difíciles para que las escuche usted, Sra. Gómez”.
Nunca aprendí cómo decir, “Sra. Gómez ha sucedido algo terrible y fue mi culpa”.
Pensé que, si tomaba notas precisas de todas las maneras en que yo podría arruinar algo, estaría protegida de hacerlo. Si enterraba a mis clientes en renuncias y descargos de responsabilidad, podría alejar a mi angustia. Si vigilaba a mi personal de manera asidua y diligente, ellos nunca podrían cometer errores y ellos no se quejarían con mis superiores de mi personalidad de micromanager y de la falta de fe en sus capacidades (alerta: sí lo hicieron).
Leí los cuentos de moraleja, de negligencia, pasar por alto mi culpabilidad que me enviaba mensualmente mi empresa aseguradora y me decía a mí misma “esto no me pasará a mí. “Esa no seré yo, no puedo ser yo”. Puse delimitadores de posición mentales entre mí y el infame Doctor A. Yo debería haber verificado dos veces la dosis. Debí haber recomendado una interconsulta. Debería haber usado un collar isabelino. Ahora comprendo que esta forma de rueda de la fortuna de víctima-culpabilidad, solamente era una manera subconsciente de intentar proteger a mi mente de la verdad: algún día esto tendría que sucederme a mí.stigar o retirar a los implicados.