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Volumen 12, número 5
Sep / Oct 2018 . vol. 12 / núm. 5

¿¡Qué diablos!? (¿¡Qué, el pato!?)

Como una asociada en un consultorio mixto, esta puede haber sido la urgencia más curiosa.

Por Erika Eigenbrod, DVM

LO MEJOR (de lo que ahora nos preocupamos)



Como una asociada en un consultorio mixto, esta puede haber sido la urgencia más curiosa.

Erika Eigenbrod, DVM

“¡Hola doctora? este es el servicio de telefonía. Tenemos un cliente en el teléfono llamando para decir que su pato se encuentra letárgico”. De inmediato pensé que no había escuchado bien. “Perdón, ¿un pato?” “Si, doctora, está en lo correcto, un pato”, respondió la muchacha. “Oh, está bien, ¿puede comunicarme con ella?

Conforme el teléfono sonaba todavía pensaba que el animal no era lo correcto. ¿En verdad me han llamado para una urgencia con un pato? ¡Yo no sabía que tratábamos patos! ¡De hecho era una urgencia en patos! Luego de que platiqué con el propietario, era claro que Twizzler se encontraba estresada y que los propietarios apreciarían en verdad si alguien pudiera verlos en el consultorio.

Durante el camino repasé en mi cerebro cualquier información que había aprendido en la facultad. No podía recordar haber tenido clases de medicina de patos, mientras entraba ligeramente en pánico sobre qué podría o no darle al pato, le llamé a un colega para que me asesorara a lo cual accedió cortésmente por teléfono.

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