Medicina en refugios: Un vistazo desde ambos lados
Conozca la historia interna de la transición de un veterinario hacia la medicina de refugio y, al mismo tiempo, vamos a desmitificar inquietudes comunes que algunos clínicos privados conservan aún acerca de la medicina en refugios y viceversa.
Conozca la historia interna de la transición de un veterinario hacia la medicina de refugio y, al mismo tiempo, vamos a desmitificar inquietudes comunes que algunos clínicos privados conservan aún acerca de la medicina en refugios y viceversa.
Nota del Editor: Mantenemos correspondencia con Frank Bossong, DVM, un líder activo en cuanto a medicina de refugios en la zona del sur de California, con el fin de lograr un vistazo al respecto de esta práctica desde ambos lados. El Dr. Bossong comenzó su carrera en clínica general y se convirtió en parte del personal veterinario en el San Gabriel Valley Humane Society en San Gabriel, California. En 2009, el Dr. Bossong se convirtió en profesor asistente en el College of Veterinary Medicine en la Western University of Health Sciences en Pomona, California, en donde ha auxiliado a la Facultad en expandir y mejorar su curriculum en medicina en refugios.
P: Usted comenzó en una clínica privada en un consultorio aprobado por la AAHA. ¿Qué lo llevó a cambiar a trabajar en un refugio?
R: Había pensado acerca de trabajar en un refugio cunado me gradué de la University of Georgia College of Veterinary Medicine, pero sentí que sería mejor, como recién graduado, trabajar en un consultorio que practicara la “mejor medicina” de modo que pudiera desarrollar en respaldo médico y quirúrgico sólido. Luego de pasar cuatro años en un consultorio policlínico, me sentí lo suficientemente confiado como para seguir adelante por mí mismo. A pesar de que adoraba a mis clientes, sentía que la mayor parte del tiempo la pasaba con los propietarios en comparación con el tiempo que ahora dispongo para sus mascotas; sentí como si deseara enfocarme más en los animales. También tuve una clienta que comenzó a traer animales de refugio para que los viera yo en el consultorio. Ella intentaba que el refugio saliera adelante. Mis jefes me permitieron atender a estos perros y gatos de refugio mediante cuidados veterinarios y aún con descuento por los servicios que ellos recibían. Un año o más poco después, empecé a ver más pacientes de refugio (por desgracia, los descuentos terminaron). Asimismo fui más consciente de los problemas múltiples que enfrentaban estos animales en el refugio. EL refugio carecía de técnicos veterinarios registrados, así como de médico veterinario. La institución tenía muy mala reputación por dar cabida a animales enfermos e indeseables, y poseía anatasa elevada de eutanasias.
En el cuarto aniversario de mi ingreso al consultorio, comencé a darle vueltas al asunto y sentí que deseaba dedicarles gran parte de mi tiempo a los animales que parecieran encontrarse en necesidad desesperada de atención. También había recibido la queja de un cliente, quien se preocupó porque uno de los animales del refugio se encontraba en el mismo lugar que el de él. Éste fue el catalizador para uno de esos “momentos clave en la vida” y decidí que me acercaría con el director del refugio para ver si me contratarían como su veterinario. Esto fue en 2005, y en 2001, cuando me gradué, nunca había tomado algún curso de medicina en refugios y yo no la veía en verdad como una disciplina separada. Simplemente deseaba aplicar mis destrezas en veterinaria en alguna institución que recitara alguna asistencia.
P: ¿Cuáles fueron las reacciones de sus colegas, cuando usted tomó esta decisión?
R: Al inicio, mis jefes y colegas se quedaron estupefactos cuando decliné la oferta de renovar mi contrato por otro año más. Tenía mucha clientela y asociados con quienes me gustaba trabajar. Uno de mis asociados también era un buen mentor. El salario era competitivo y la institución era lujosa. Al principio, mis jefes se preocuparon de que los dejara para abrir mi propio consultorio. Cuando les comenté hacia dónde iba, se sintieron aliviados y parecían un poco asombrados. Mis colegas me dieron la impresión de que cometía un error y de que a la institución hacia la cual me dirigía se reflejaría mal en mí, como veterinario. Asimismo estaban impactados por el importante recorte de salario que recibiría.